La tiroides influye en numerosos estímulos fisiológicos como la generación de calor, gasto cardiaco y regulación del metabolismo óseo, entre otros y patológicos como falta de concentración, depresión y ansiedad, etc.
La glándula tiroides es un órgano en forma de mariposa que se encuentra en el cuello, sobre la clavícula. Es una de las glándulas del sistema endocrino y produce las llamadas hormonas tiroideas responsables de la regulación del organismo, del ritmo al que se realizan algunas de las funciones de nuestro cuerpo, de la regulación del metabolismo de proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas. También influyen en numerosos estímulos fisiológicos como la generación de calor, gasto cardiaco y regulación del metabolismo óseo, entre otros y patológicos como falta de concentración, depresión y ansiedad, etc.
Las hormonas tiroideas son la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3) que son fundamentales para el metabolismo basal del cuerpo. Su exceso o carencia puede llevar a desarrollar: bocio, hipertiroidismo, hipotiroidismo, cáncer de tiroides, nódulos tiroideos y tiroiditis. Dentro de las cuales encontramos el Hipertiroidismo e Hipotiroidismo, que por el gran volumen de casos que se presentan actualmente, se consideran las principales patologías relacionadas a esta glándula. Estas enfermedades afectan, principalmente a mujeres de mediana edad.
Las causas de las enfermedades de la tiroides aun son desconocidas, aunque hay algunos estudios que indican que posiblemente se deben a un problema en el Sistema Digestivo (específicamente Intestino permeable), se sabe que el problema está en la alteración de las proporciones de las hormonas tiroideas en el cuerpo.
Hipotiroidismo:
En el hipotiroidismo la glándula tiroides produce menos hormonas tiroideas de la necesarias para un buen funcionamiento del organismo. También puede tener un origen autoinmune. Las principales condiciones ligadas al hipotiroidismo son:
Tiroiditis de Hashimoto.
Tiroiditis de Ord.
Tiroiditis posparto.
Tiroiditis silenciosa.
Tiroiditis aguda.
Tiroiditis de Riedel.
Hipotiroidismo postoperatorio.
Hipotiroidismo inducido por medicación o radiación.
Hipotiroidismo congénito.
Hipertiroidismo:
En el caso del hipertiroidismo se produce un exceso de hormonas tiroideas y su causa también puede ser autoinmune. Sus principales condiciones son:
Enfermedad de Graves-Basedow.
Adenoma tiroideo tóxico (tumor benigno).
Bocio multinodular tóxico.
Hashitoxicosis o hipertiroidismo transitorio.
El Bocio puede tener una causa hereditaria. Es un agrandamiento de la glándula tiroides. Puede ser endémico, difuso o multinodular.
Los nódulos tiroideos son pequeños bultos o nódulos. Casi siempre son benignos.
El cáncer de tiroides es poco común y suele tener buen pronóstico. Puede ser papilar, folicular, medular, anaplásico y, muy raramente, por linfomas o metástasis.
La tiroiditis es la inflamación de la tiroides y conlleva una alteración en el funcionamiento de la glándula. Si no remite puede derivar en hipotiroidismo o hipertiroidismo.
Son muchos y muy variados los síntomas relacionados a las enfermedades de la tiroides. Incluso se presentan cambios físicos, tanto en el hipertiroidismo como en el hipotiroidismo. Pero entre los síntomas más comunes en estas dos enfermedades y que la mayoría de las personas presentan, encontramos:
Fatiga
Perdida del cabello y del vello corporal
Irregularidades en el ciclo menstrual en las mujeres
Debilidad y dolores musculares (mialgia)
Diferentes formas de mixedema (alteración de los tejidos).
Los síntomas más frecuentes en el hipotiroidismo son:
Cansancio.
Aumento de peso inexplicable.
Movimiento lento.
Calambres musculares.
Frecuencia cardíaca lenta (bradicardia).
Sensibilidad a las bajas temperaturas.
Estreñimiento.
Depresión.
Problema de memoria.
Entre los síntomas de hipertiroidismo encontramos:
Insomnio.
Adelgazamiento inexplicable.
Temblores.
Frecuencia cardíaca rápida (taquicardia) o palpitaciones.
Sudoración excesiva.
Diarrea.
Ansiedad e irritabilidad.
Los síntomas del bocio son:
Hinchazón visible en la base del cuello.
Sensación de tirantez en la garganta.
Ronquera.
Dificultad para tragar o para respirar.
Los síntomas de un posible cáncer tiroideo son:
Un bulto o masa en el cuello que puede crecer con rapidez.
Inflamación en el cuello.
Dolor en la parte frontal del cuello que puede llegar hasta los oídos.
Ronquera u otros cambios en la voz.
Problemas para tragar y para respirar.
Tos constante.
Los síntomas de nódulos tiroideos son:
Bocio visible.
Ronquera o cambio en la voz.
Dolor en el cuello.
Problemas respiratorios sobre todo al tumbarse.
Dificultad para tragar.
Los síntomas habituales para tiroiditis (en concreto, la de Hashimoto):
Estreñimiento.
Dificultad de concentración y pensamiento.
Piel seca.
Inflamación del cuello.
Fatiga.
Pérdida de cabello.
Menstruación irregular o abundante.
Intolerancia al frío.
Aumento de peso.
Diagnóstico de las enfermedades de la tiroides
En todo los casos el médico de cabecera o el especialista en endocrinología son los únicos que pueden obtener un diagnóstico sobre un posible trastorno de tiroides con un análisis de sangre que incluya la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Si se tiene un índice por debajo de lo normal se dará un diagnostico de hipertiroidismo y por el contrario, si los niveles de TSH son mas altos que la media, el resultado será hipotiroidismo.
Otra prueba de laboratorio es la de la tiroxina no unida a proteínas o T4 libre. También se pueden buscar autoanticuerpos antitiroideos. Los anticuerpos antitiroglobulina y antiperoxidasa elevados se suelen encontrar en el hipotiroidismo de la tiroiditis de Hashimoto y los anticuerpos del receptor de TSH se encuentran en el hipertiroidismo causado por la enfermedad de Graves, ambas enfermedades autoinmunes.
Otras pruebas complementarias para el diagnóstico pueden ser: ultrasonidos, biopsia o el estudio de captación de yodo radioactivo. En la medicina occidental no hay muchas recomendaciones frente a la prevención de los problemas de tiroides. Sin embargo, la medicina oriental tiene varios protocolos a seguir para, si no curar, si prevenir y remitir la enfermedad, entre las sugerencias encontramos: evitar el estrés y los trastornos emocionales, seguir una dieta sana y equilibrada. Consumir alimentos ricos en yodo como son: frutas y hortalizas, hígado, cereales enriquecidos, mariscos y algas, de preferencia orgánicos (Biológicos). Evitar azucares refinados, gluten, lácteos y maíz. Siempre es aconsejable ir con su medico ante cualquier duda o síntoma que se presente, él es el único que puede aconsejarle ante esta situación.
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